Esta mañana mi Amo me pidió algo.
Le escuché atentamente, como siempre.
Cuando entendí qué era lo que quería, suspiré, tomé fuerzas, y deseé saber complacerle.
Mi frente, en la fría pared; mis manos, en la espalda, entrelazadas, rozando mi cintura.
Mi cuerpo, desnudo. Vestida con su collar.
Cerré los ojos. Llené mis pulmones de aire; necesitaba dejar la mente libre, que se llenase de lo que estaba sintiendo, de nuestro comienzo, de nosotros...
Como si hubiese ingerido adormideras, mis piernas, mis manos y mi cuerpo empezaron a no sentir peso. Una placentera sensación de paz llenaba mi cuerpo, mi interior.
Silencio...
Busqué bajo la corteza de mi mente.
No solo encontré bienestar, confianza en mí, en él, complicidad.
Ha vaciado de mí la desconfianza, la soledad, la pena y el dolor.
Estoy siendo consciente de eso, y aún me sorprendo.
Soy suya, es un hecho; un hecho que más allá de lo entendible, ha sucedido.
No puedo medir la fecha de mi entrega en la página de un calendario.
Seguramente, si he vivido otras vidas, también le habré pertenecido.
Descansé un segundo y pensé: «Soy feliz, muy feliz».
Le escuché atentamente, como siempre.
Cuando entendí qué era lo que quería, suspiré, tomé fuerzas, y deseé saber complacerle.
Mi frente, en la fría pared; mis manos, en la espalda, entrelazadas, rozando mi cintura.
Mi cuerpo, desnudo. Vestida con su collar.
Cerré los ojos. Llené mis pulmones de aire; necesitaba dejar la mente libre, que se llenase de lo que estaba sintiendo, de nuestro comienzo, de nosotros...
Como si hubiese ingerido adormideras, mis piernas, mis manos y mi cuerpo empezaron a no sentir peso. Una placentera sensación de paz llenaba mi cuerpo, mi interior.
Silencio...
Busqué bajo la corteza de mi mente.
No solo encontré bienestar, confianza en mí, en él, complicidad.
Ha vaciado de mí la desconfianza, la soledad, la pena y el dolor.
Estoy siendo consciente de eso, y aún me sorprendo.
Soy suya, es un hecho; un hecho que más allá de lo entendible, ha sucedido.
No puedo medir la fecha de mi entrega en la página de un calendario.
Seguramente, si he vivido otras vidas, también le habré pertenecido.
Descansé un segundo y pensé: «Soy feliz, muy feliz».
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